Casa Batlló

Construida entre los años 1904 y 1906 del arquitecto Antoni Gaudí, máximo representante del modernismo catalán, la Casa Batlló es un edificio que refleja la plenitud artística de Gaudí: en este periodo el arquitecto perfecciona su estilo personal, inspirándose en las formas orgánicas de la naturaleza, para lo que puso en práctica toda una serie de nuevas soluciones estructurales originadas en los profundos análisis efectuados por Gaudí de la geometría reglada.  A ello añade el artista catalán una gran libertad creativa y una imaginativa creación ornamental: partiendo de cierto barroquismo sus obras adquieren gran riqueza estructural, de formas y volúmenes desprovistos de rigidez racionalista o de cualquier premisa clásica.



El edificio fue construido en 1875 por Emilio Sala Cortés (1841-1920),3 un arquitecto autor de varios edificios en Barcelona y provincia, como la Casa Elizalde (1885), el Palacio Tolrà en Castellar del Vallès (1890), el Hotel Duques de Bergara (1898), la Casa Emilià Carles (1898), las Escuelas Ribas en Rubí (1912-1915) o el Panteón de la familia Fargas en La Garriga. Sala era además profesor de la Escuela de Arquitectura de Barcelona, y fue uno de los maestros de Gaudí, al que empleó ocasionalmente como delineante.


En 1903 el industrial Josep Batlló i Casanovas compro este edificio, este señor de negocios poseía diversas fábricas textiles en Barcelona y estaba casado con Amàlia Godó i Belaunzarán, de la familia de los condes de Godó, editores del diario La Vanguardia, con la que tuvo cinco hijos. El matrimonio vivió en la planta noble de la casa hasta la defunción de ambos (en 1934 el señor Batlló y en 1940 su mujer), la cual fue vendida en 1954 por sus hijos, instalados a su vez en otros pisos algunos de los cuales han sido habitados hasta hoy día. El proyecto de Batlló al adquirirlo fue de derribarlo y construir uno nuevo pero luego se conformó en solo reformarlo, l industrial ocupaba de mientras  la planta principal y el resto lo explotó en régimen de alquiler, como era habitual en las casas burguesas de la época.  También poco a poco que sus hijos se iban casando pasaba los pisos a ellos.
El edificio esta ubicaba en pleno Ensanche de Barcelona, en el Paseo de Gracias y fue proyectado por Ildefonso Cerdá y aprobado en 1859. Con el Ensanche, el Paseo de Gracia se convirtió en una de las principales arterias de la ciudad y elegido por la burguesía catalana para fijar sus residencias, gracias a lo cual esta vía creció rápidamente y se convirtió en un hervidero constructivo donde desarrollaron su labor los mejores arquitectos de Barcelona.
Batlló encargó el proyecto a Gaudí, por aquel entonces un arquitecto ya de gran renombre, que en aquella época trabajaba en diversos proyectos a la vez por su fumosidad como arquitecto.  El industrial quedó tan impresionado con la obra de Gaudi que lo recomendó a su amigo, Pere Milà i Camps, para el que Gaudí construyó la Casa Milà (conocida popularmente como la Pedrera) entre 1906 y 1912.
El arquitecto se centró en la fachada, el piso principal, el patio de luces y la azotea, y levantó un quinto piso para los servicios de la casa (lavaderos y trasteros).
Más tarde algunas puertas del primer piso tuvieron que cambiarse, tarea encomendada al ebanista Juan Martínez Gómez, que realizó unas reproducciones siguiendo el modelo original.

El proyecto de Gaudí sufrió varias modificaciones desde su concepción hasta su realización final, debido a la continua búsqueda de las mejores soluciones estructurales por parte del arquitecto. En el primer esbozo, realizado en lápiz plomo sobre papel canson y que fue hallado en 1969 en la Escuela de Arquitectura de Barcelona, mostraba una primera intención de coronar el edificio con una sinuosa cúpula de forma irregular, que finalmente se transformó en una bóveda con forma de dragón, que es el principal sello distintivo del edificio. Asimismo, la torre con la cruz de cuatro brazos que remata la azotea estaba prevista en la parte izquierda del terrado, pero Gaudí la trasladó hacia el centro para que no interfiriese con el remate escalonado de la adyacente Casa Amatller, mostrando un gran respeto por la labor de su colega Puig i Cadafalch.


El edificio fue presentado al Concurso anual de edificios artísticos del Ayuntamiento de Barcelona, donde compitió con edificios como la Casa Bonaventura Ferrer de Pere Falqués, la Casa Antònia Puget de Roc Cot i Cot y Ramon Viñolas i Llosas, la Casa Llorens de Josep Pérez Terraza (que se llevó un diploma), y el Colegio Condal de Bonaventura Bassegoda i Amigó, que fue el ganador.
El edificio de Gaudí no fue justamente valorado porque en esa edición el jurado no quería nada relacionado con el modernismo.

La Casa Batlló pasó en 1940 en herencia a las hijas del matrimonio Batlló-Godó, las cuales la vendieron en 1954 a Seguros Iberia, que instaló allí sus oficinas comerciales.

En 1984 se instaló la iluminación eléctrica de la fachada, inaugurada en las Fiestas de la Mercè de ese año.

 En 1993 fue adquirida por la familia Bernat, propietarios de la compañía Chupa Chups, que la restauraron y la abrieron comercialmente al público, siendo en la actualidad un punto de visita casi obligatorio para cualquier turista.
La Casa Batlló fue declarada Monumento Histórico-Artístico de Carácter Nacional en 1969, y desde el año 2005 forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, dentro del Lugar «Obras de Antoni Gaudí».




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