Casino de la Arrabassada

Casino de la Arrabassada


Hotel y el casino

El Casino de la Arrabassada fue un hotel y casino situado en la carretera de la Arrabassada en el término de San Cugat del Vallés (Barcelona).

Actualmente está en ruinas y sólo quedan algunos restos dispersados aleatoriamente por el terreno.

Si bien en su tiempo fue uno de los edificios más emblemáticos de la Barcelona de principios del siglo XX, hoy es un lugar lleno de ruinas y de misterio.


Su construcción fue en 1899, que por mano del arquitecto Edmon Lechavallier Chevignard se construio el Gran Hotel de la Arrabassada, mientra en 1911 por mano del arquitecto Andreu Audet i Puig, se llevo a cabo el proyecto de ampliacion del hotel construiendo el Casino de la Arrabassada.De hay, de la ampliación de esta obra faraonica por el año en que se construyo nació el Grand Hotel y Casino de la Arrabassada.


Esta obra faraonica contó con un presupuesto de 2,5 millones de peseta insólito en la época en que se encontraba y en el 15 de julio de 1911 fue su inaguracion, diez años después que se hubiera inaugurado el Tibidabo.

Este majestuoso casino fue el símbolo del lujo de una ciudad en plena expansión económica.
No le faltaba de nada y hasta tenía su propio parque de atracciones, restaurante con amplios comedores y chefs venidos de París, orquesta, hotel con habitaciones de lujo, salones recreativos, oratorio público, y grandiosos jardines con vegetación exótica procedente de diversos lugares del planeta.

Foto original de la época, foto desde Google Image. 
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Foto tomada da migo mismo de lo que era el mirador.
Estas dos fotos, una de la época que e podido encontrar en Google Image y la otra que tome yo, pueden dar la idea de como era antes y como actualmente esta en ruina y esta es la única parte bien conservada de lo que queda del Gran Hotel y Casino de la Arrabassada.


El parque de atracciones

La zona de atracciones estaba inspirada en otros parques de Londres, Nueva York o París, como lo demuestra el nombre que recibían algunas de sus atracciones: Scenic Railway, Cake Walk Building, Palais du Rire, Feu de Boules, etc.
La montaña rusa discurría, en gran parte del trayecto, por largos túneles subterráneos, algunos de los cuales aún se conservan bastante bien, en concreto, tres. Dos tienen cuatro metros de ancho por cinco de altura y conservan la salida. 

El tercero, en cambio, fue tapiado y no tiene salida posible.
A lo largo del tiempo se usaron para hacer pasar las vagonetas y guardarlas y más tarde como bodegas y almacenes. A poco más de cincuenta metros de estos túneles, y en dirección hacia Barcelona, se encuentra un lago que supuestamente se situaba bajo la montaña rusa.

El Joker del Casino en la fachada del mirador.














El declino de un gigante

La decadencia del casino avino en el año 1912, cuando se extrema la persecución de los juegos de azar y deja de funcionar por imposición gubernativa. 
Los visitantes, que eran básicamente extranjeros, dejan de acudir y las instalaciones arrendada a Joan Meunier i Monin que explotaría todo el complejo excepto el Casino. Como pago de la renta, Meunier pagaría el 20% de los beneficios a La Rabassada, S.A. pero el 12 de noviembre de 1913, según el Padrón de Contribución del Ayuntamiento de Sant Cugat, la Sociedad Anónima La Rabassada es declarada en quiebra, entre otras razones por no haber pagado las tasas de la explotación del tranvía. 

A finales de los años 20, Meunier intentó orientar las actividades hacía un público más familiar. Tras un pequeño impás durante el cual se tuvo cierta permisividad con el juego, la empresa vuelve a salir a la palestra. 
En 1919, Joan Meunier compra todo el complejo. Se revivió entonces la presencia de público extranjero al lugar y se reabre con el nombre de Jardines de Recreo y Atracciones, nunca más se llamó Casino oficialmente. También se reabre la línea del tranvía, esta vez por parte de la Sociedad Tranvías de Montaña S.A. 
El golpe definitivo tuvo lugar el 8 de septiembre de 1928, cuando el gobierno del Directorio Militar que presidía el General Primo de Rivera volvió a prohibir el juego en todo el territorio nacional, condenando definitivamente al casino al dejar sin vida el mayor encanto del centro. Durante la Exposición Universal del año 29 se promociona de forma diferente. Se ensalzan sus paseos, el restaurante, el hotel y el bellísimo parque natural. 
En 1934 es clausurado el casino y cerrado definitivamente el restaurante.











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